El cerebro de un niño está más densamente conectado que el de sus padres, y además utiliza más energía.
Cuando contemples la inagotable energía de los niños imagina centrales
eléctricas en sus cabezas, funcionando con un 50 % más de energía que la
de los agotados adultos que les rodean.
El cerebro queda completamente interconectado a los veinte años de edad y
la actividad cerebral alcanza el nivel adulto.
A los siete años el cerebro es casi idéntico en tamaño y peso al de un
adulto. De todos modos, en los lóbulos frontales hay un 40 % más de
sinapsis en cada neurona. Estas sinapsis se van recortando hasta alcanzar
los niveles estables de los adultos.
Este proceso sucede en distintas zonas del cerebro y en diferentes
momentos.
El nivel máximo de conexiones suele producirse entre los 4 y 7 años de
edad.